Pasoslargos

Tirando y tirando de multitud de hilos llenos de colores.

Siempre me gustó conocer el pasado de la familia, mi madre nos fue contando algunas historias pasadas que me gustaba conocer.

Aprender de los éxitos y de los fracasos de cada uno, es fundamental para no cometer errores en la vida. Todos sabemos que tomar decisiones equivocadas es muy fácil, basta con ir demasiado ligero, o no pararse a pensar antes de actuar, o interpretar mal lo que nos dicen, o encabezonarse en una acción que no salió como nos gustaría, y en la que insistimos nuevamente.

He tomado como objetivo personal profundizar en el conocimiento de nuestro pasado familiar, tanto de las personas, como de sus formas de vivir y convivir, los contextos en los que se movían y en los que sufrían o se desarrollaban, contextos más duros según voy adentrándome en el tiempo pasado.

Lo estoy enfocando para la generación de mis nietos, para que ellos no crezcan tan ciegos y sordos como nosotros, al menos en lo referente a su familia. La vida está llena de interpretaciones bipolares y partidistas y quiero intentar plasmar una interpretación que tenga en cuenta lo vivido por nuestra familia, aunque no puedo obviar que, aunque intento ser objetivo y equitativo con las distintas formas de ver nuestro pasado, no deja de ser una interpretación personal.

Empecé por la familia más cercana, mis padre y abuelos, los Fernández Merino, continué con los Tristancho, Romero, Bernal, Ayuso, … una historia que será interminable e imposible.

Cada miembro de mi familia lo entiendo como el principio de un pequeño hilo del que voy tirando y tirando, formando pequeños ovillos.

Cada hilo es un mundo en sí mismo, una acumulación de vivencias diferentes, condiciones de vida muy particulares, nuevas experiencias, costumbres distintas, territorios distintos, espacios medioambientales únicos y espectaculares.

Según voy completando huecos, los ovillos se multiplican y multiplican. Empecé con mi madre, Carmen Merino, sus 2 padres, 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 triabuelos,…, en algunos ya estoy en torno a las generaciones 15 y 16 de mis nietos y sobrinonietos.

Al formar los ovillos me voy encontrando con mucho lío, tanto en la interpretación del momento histórico, como en distorsiones en los datos recopilados por distintas fuentes, así como con los jaleos familiares, duplicidades de nombres y apellidos, casamientos interfamiliares, diversidad en los apellidos, familias muy extensas, otras que no tuvieron continuidad, apellidos que son a veces nombres y a veces apellidos, modificaciones de los nombres por errores administrativos, y un largo etc.

Estos líos me obligan a pararme, mirar con mayor detenimiento y buscar más información, reflexionando con paciencia y tomando decisiones lo más precisas posibles. Son como nuevos ovillos que me voy encontrando, y que preciso desliar para poder unirlos con sentido a mis hilos de colores.

En todo este proceso voy comprendiendo un poco más a cada miembro de mi familia en su contexto familiar y social. Me sitúo en su lugar, lo que constantemente me genera emociones, a veces agradables y otras desagradables. Voy pasando del blanco lleno de luz a miles de colores diferentes, llegando al negro rodeado de mucha oscuridad y dolor. Todo este proceso me hace revivir decenas y decenas de vidas distintas, lo que me enriquece y me abre la mente.

No obstante, cuanto más avanzo entrelazando todos estos hilos de colores, más consciente soy de lo poco que se, y de todo lo que me queda por conocer. A esta edad, el tiempo me apremia, intentaré llegar a donde la vida me deje.