Pasoslargos

Un DÍA 6 nació en Madrid Begoña Pilar Rodríguez Lozano, hija de mi primo Miguel Ángel Rodríguez Merino y de «Veli» Lozano Estévez, que vivían en Mingorrubio, junto al Pardo, en pleno Monte de El Pardo, rodeados de un magnífico bosque mediterráneo, por el que en tiempos cruzaba el arroyo de Mingorrubio.

Ese mismo día pero en 1638 se produjo otro casamiento, se casaron Alonso Montero Serrano y Ana Pérez López, en la iglesia de San Miguel Arcángel de Fuencarral. Eran mis nonabuelos. Alonso era el menor de 6 hermanos, su padre debía de tener 70 años y su madre 62, pero no se si estaban vivos y pudieron estar en la boda, si estarían la mayoría de sus hermanos (salvo que los hubieran reclutado para las guerras) y hermanas. De Ana tengo poca información familiar, pero seguro que estaría su hermana María con su cuñado. Lo que sé es que tuvieron al menos una hija y cuatro hijos.

Por aquella época, Fuencarral mantenía una economía basada en la agricultura, sobre todo los cereales, el vino y la ganadería. Aunque tendría algunas casas de piedra, en el pueblo y sus alrededores mayoritariamente eran casas de adobe y teja y caminos de tierra (Recreación elaborada con la inteligencia artificial de Copilot).

Posiblemente sus vecinos se enfrentaban a recaudaciones extraordinarias, ya que en este año las Cortes de Castilla en Madrid fueron convocadas por el rey para aprobar nuevos impuestos para financiar la guerra contra Francia (Guerra de los 30 años, que se inició en 1635) y la guerra de los ochenta años contra los actuales Países Bajos que buscaban su independencia y que eran apoyados por Francia e Inglaterra.

Los frentes de mayor combate se mantenían en Flandes, los Pirineos, el norte de Italia y el Franco Condado (territorio que fue parte de la Corona Española lindante con Suiza, desde 1678, actualmente francés). En 1938, los ejércitos del rey aún resistían, pero empezaban a perder terreno.

Esa enorme prolongación por lo hegemonía en Europa era costosa y era financiada por esos impuestos.

Estas batallas también necesitaban de hombres, se producían unas órdenes reales que enviaban a cada villa y donde exigían: 1. «Levantar gente de guerra»; 2. El envío de listados de varones disponibles; 3. Castigar a quienes se negaran a servir. La presión a los regidores de las localidades era enorme.

Nuestros ancestros también podían también haber sufrido estas levas forzosas, que generaban un reclutamiento militar forzoso de los hombres para las campañas de Felipe IV, que gobernaba los ejércitos. Las clases sociales populares lo llamaban «la contribución de sangre«.

También se captaban a personas por su origen social: Se captaba a vagabundos, a campesinos pobres y marginados.

Con todas estas contribuciones y modos, la monarquía tuvo que afrontar una gran pérdida de credibilidad, entrando en periodos de decadencia.

En esos años Madrid sufrió importantes incendios, inundaciones y brotes de peste que seguro que también afectarían de forma relevante la vida de los fuencarraleros.

Fue muy sonado el proceso de las monjas del Convento de San Plácido que albergaba a 30 monjas benedictinas bajo una regla estricta. 26 de las monjas mostraban fenómenos extraños que se atribuyeron a posesiones demoniacas, su confesor realizó exorcismos que no resolvieron la situación, e intervino la Inquisición, que torturó al confesor hasta que confesó haber mantenido relaciones sexuales con varias monjas. Fue condenado a prisión continua con ayuno y disciplina y las monjas fueron dispersadas a otros conventos. El proceso terminaría en ese año.

Curiosamente, cuando estudiamos, se realzaba que este periodo entre 1492 y 1681, como una edad de Oro de esplendor cultural, artístico y literario, denominándolo «Siglo de Oro». Y puede que así fuera en estos aspectos potenciados por el dinero que movían las grandes fortunas del momento, pero obviaban decir que para la gran mayoría fue una época de expulsiones, penosidades y penurias.