“… Este ejercicio de empatía con mi propia madre, no ha sido inocuo, a veces me ha sumergido por sendas de pena y dolor, y me he encontrado a mi mismo llorando con ella, emocionado y desbaratado por la escena vivida, e impedido de seguir con el relato hasta recuperarme”.
Curro Manuel Fernández Merino – 28 de mayo de 2025
Quiero empezar señalando que en este relato he querido seguir la línea de intentar colocarme en el lugar de Carmen, mi madre, pero me ha resultado ciertamente complicado y no sé si lo he conseguido.
Durante su vida fue muy querida por todas las personas que la rodeaban, con esta recreación la he ido conociendo mucho mejor, apoyándome en las historias que nos iba contando, que no fueron muchas, porque era muy reservada para sus cosas.

He tenido también en cuenta la información proporcionada por distintos miembros de mi familia y los escritos y datos que he ido encontrando entre los papeles, documentos y relatos que se han ido guardando y que he acumulado, con cierta lucha en mi entorno; todo ello me ha permitido ir recomponiendo su recorrido personal y familiar en este relato compartido.
Mi madre escribió un pequeño cuaderno de acontecimientos familiares al estilo del de su abuela Elena, pero con forma muy sencilla y esquemática, y que me ha servido de estructura para el relato escrito.
De sus primeros años hasta el nacimiento de su hermano Miguel, dejó algunas notas escritas en una hoja de cuaderno fechada el 13 de noviembre de 1987 y que encontré en una carpeta con informes médicos. También dejó pequeñas anotaciones en libretillas y pequeñas hojas sueltas que iba escondiendo en las libretillas.
Este proceso de ordenación y reflexión sobre estos fragmentos de historia acumulados, me está ayudando a valorar su vida como nunca había pensado que lo haría. Era una asignatura pendiente que sentía que tenía y que creo que tenemos muchas personas, ya que a veces, a las personas más cercanas y que más nos han querido es de las que menos conocimiento tenemos sobre su recorrido práctico por la vida, de sus experiencias y conocimientos, de cómo resolvieron las grandes dificultades que se encontraron, en fin, de sus opiniones personales, de sus sentimientos, de cómo se fueron construyendo a sí mismas en los muy diferentes contextos familiares y sociales en los que se movieron.
Intuía que había muchas cosas que no encajaban correctamente en lo que nos contaban, que se nos habían ocultado o se habían tergiversado o incluso se habían reconstruido de forma ficticia algunos hechos de sus vidas, posiblemente para evitar preocupaciones o daños a la familia.
Interpretar y reinterpretar las cosas que hacemos y las que hacen los demás es parte de nuestra existencia, una reflexión sobre todas esas interpretaciones es un ejercicio mental sano que ayuda a comprender y relativizar lo acontecido a lo largo del tiempo.
Al ordenar la información que tenía sobre mi madre, he podido reflexionar y vislumbrar ramalazos de una vida muy complicada y difícil, en la que hay pasajes muy, pero que muy duros y oscuros para mí, y muchos momentos de gran alegría y felicidad. He podido vivir algunas de las luces y bastantes de las sombras de una vida muy rica en cuanto a experiencias y emociones, pero a la vez azarosa.
Ella afrontó los momentos más difíciles apoyándose en las costumbres y creencias de la época, muy diferentes a las actuales, dejándose llevar por su madre, Paula y su hermana mayor, Luisa, teniendo en cuenta la experiencia y la enorme fuerza que ellas acumulaban.
Ponerse en su lugar, por su enorme cercanía, me ha generado mucha tensión interior, me costaba interiorizar algunas de sus decisiones relevantes, porque llevamos muchos años en esa lucha que ella tuvo que afrontar y que hoy resolvemos de otras maneras, y posiblemente, si estuviera en su lugar, hubiera optado por lo contrario a lo que ella decidió, esto me ha generado también confusión, entre otros aspectos por mi segura inexistencia en caso de haber tomado decisiones distintas, lo que me ha dificultado en muchos momentos avanzar en el relato.
Por ello opté inicialmente, siguiendo el consejo de Juan Carlos, por utilizar el modelo de narrador externo que relata la historia, lo que realmente me ha permitido ordenar el texto con mayor agilidad y relajación, y así disfrutar más de esta historia.
Después de realizado el borrador desde esa perspectiva, he querido intentar nuevamente ponerme en su lugar, y entonces sí he podido, pero no sé si he alcanzado el objetivo marcado, ya me diréis. No obstante, este ejercicio de empatía con mi propia madre no ha sido inocuo, a veces me ha sumergido por sendas de pena y dolor, y me he encontrado a mí mismo llorando con ella, emocionado y desbaratado por la escena vivida, e impedido de seguir tecleando el relato hasta que podía recuperarme.
Como esta historia crecía y crecía sin límite, he optado por quedarme en los años en los que vivió en Fuencarral y El Pardo, hasta su partida hacia África, además, esta vez, y para no dificultar su lectura, también he quitado casi todo el contexto social que la rodeaba, ya que fueron unos años tremendos y se desdibujaba su historia. Afrontaré esas tareas más adelante.
Quiero realzar antes de empezar dos aspectos valiosos que he observado en ella, el primero y a pesar de las situaciones complejas en las que vivió tanto familiares como sociales, realmente supo adaptarse a todas ellas, acomodando su vida y la de su familia a cada nueva situación, y no sin dificultad, ya que el mozo que tenía junto a ella a veces era más un problema que una ayuda con sus comportamientos.
Y también quiero realzar el otro aspecto que considero sobresaliente en ella, era capaz de escuchar y mirar más hacia su familia y sus amistades que a ella misma, y esa forma de actuar nos la ha ido transmitiendo a quienes la rodeábamos, con lo que creo que nos ha enriquecido.
Estoy bastante satisfecho con este ejercicio, sé que es mejorable, pero me ha ayudado a seguir aprendiendo con ella, acumulando enseñanzas que aún pueden valernos, 20 años después de su muerte. Nunca debemos olvidar el dicho: «quién no conoce su historia está condenado a repetirla».
No veo este relato como algo acabado, debería servirnos como punto de partida al que ir añadiendo aquellos aspectos que aún recordamos y que pueden completar esta historia.
Espero que os guste.


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